Mitos y verdades sobre los coches híbridos
Cuando hablamos de coches híbridos, nos referimos a aquellos que emplean, al menos, 2 fuentes de energía diferentes para hacer que el motor funcione. Lo más normal es encontrar combinaciones de motor de gasolina y motor eléctrico, aunque también pueden encontrarse otras versiones. A pesar del tiempo que ya llevan en el mercado, todavía existen algunos mitos entorno a los coches híbridos, por eso hoy hablaremos sobre los mitos y verdades que rondan este tipo de vehículos. Pero antes, analicemos un poco en profundidad qué es exactamente un coche híbrido.
Qué es un coche híbrido
Como hemos mencionado en el párrafo anterior, se trata de vehículos que hacen uso de dos motores provenientes de distinta naturaleza y que hacen que podamos movernos de una forma más económica y limpia, con menos contaminación. Durante el post de hoy, hablaremos sobre los coches híbridos, pero deberás saber que existen varios tipos de este vehículo dependiendo de su principio de funcionamiento.
Cómo funciona un coche híbrido
Lo mejor del funcionamiento de un vehículo híbrido es que hace uso de su propia tecnología para gestionar de una forma inteligente el tipo de propulsión a utilizar en cada caso. Por ejemplo, podemos verlo en 4 sencillos casos:
Funcionamiento de un coche híbrido en 4 casos
1. Arrancado desde parado
Aquí el motor será el que alimente el vehículo aprovechando la batería para obtener energía. El arrancado se hará en modo eléctrico.
2. Durante un trayecto
Durante un trayecto un coche híbrido utilizará el motor de gasolina porque es cuando es más eficiente. Durante la marcha, el motor, a la vez, también podrá alimentar el generador que produce la electricidad y que almacena en las baterías para un posterior uso.
3. En las aceleraciones
Durante una fuerte aceleración ambos motores, el de gasolina y el eléctrico, funcionarán al unísono para aumentar la potencia de las ruedas.
4. Durante el frenado y la marcha
Cuando se libere presión del pedal del acelerador o al frenar, el coche híbrido hará uso del frenado regenerativo con las ruedas. Éstas alimentan el generador y luego éste produce electricidad y la almacena en la batería para su posterior uso.
Tras saber un poco más cómo funciona un coche híbrido y cuáles son sus principales características, vamos a desmontar algunos mitos que giran en torno a este tipo de vehículos.
Mitos y verdades sobre los coches híbridos
Los coches híbridos no pueden lavarse
Con “no pueden lavarse” nos referimos a meterlos en el túnel de lavado automático. Por supuesto es un mito, pues los coches híbridos pueden lavarse con total seguridad.
No son válidos para viajes de larga distancia
Como ya hemos comentado, los coches híbridos permiten una combinación automática de los 2 motores, pero también puede configurarse de forma manual, de manera que puedes pedirle que reserve la carga eléctrica para más adelante.
El modo eléctrico es solo para ciudad
También es un mito, pues a pesar de estar predeterminado para arrancar en eléctrico siempre que sea posible, es posible utilizar el modo eléctrico en carretera. Lo que ocurre es que, entre las múltiples ventajas de contar con un coche eléctrico, se encuentra la circulación por ciudad sin restricciones anticontaminación o aprovechar los carriles reservados, por ejemplo.
Los coches híbridos consumen más
¡Nada más lejos de la realidad! Lo que ocurre cuando ambos motores se alternan automáticamente es que ofrecen la máxima eficiencia energética. Con esto estamos ahorrando combustible y emisiones de CO2 a la atmósfera.
Los coches híbridos no pueden ser conducidos durante tormentas eléctricas
Con esto cerramos nuestro listado de mitos. Los fabricantes de coches híbridos han extremado la seguridad para hacer de los aislamientos componentes altamente seguros. Este tipo de vehículos hacen uso de sistemas de barrera que impiden sobrecargas.
Estos son solo algunos de los mitos en torno a los coches híbridos con los que nos encontramos a diario, ¡pero hay más! Lo mejor es que lo descubras sentándote al volante de uno y empieces a reducir las emisiones de CO2. El consumo se reduce hasta un 40% respecto a los modelos de gasolina durante trayectos en uso urbano y la batería se recarga por sí sola en las frenadas.